Deportes VIP.Joe Torre escuchó y observó los comentarios negativos sobre Manny Ramírez mientras estuvo en Boston. Ya sea que el aire es diferente o Hollywood lo transformó, lo que Torre ve ahora es muy diferente.
Torre, en una entrevista exclusiva para El Caribe, recuenta lo agradable que ha sido dirigir al Manny Ramírez que no solo cambió el rostro de los Dodgers, sino que también se convirtió en un mentor para las promesas de la escuadra.
“Manny fue a mi oficina en Dodger Stadium, se sentó junto a mí y me dejó saber desde el primer día cuáles eran sus intenciones: ‘lo único que quiero es jugar pelota e irme a la casa’’’, fueron sus palabras. Con eso me basta’’, comentó Torre a Manuel Mota en un aparte de los entrenamientos primaverales de la escuadra en Camelback Ranch, Glendale, Arizona.
“Si esa es la actitud con la que un pelotero viene donde mí, eso está bien. Si algo se recibe con los brazos abiertos, es que una persona venga a cumplir con su trabajo”, agregó el laureado estratega.
Ramírez, que salió de los Medias Rojas bajo términos poco amistosos, fue una bendición para los Dodgers, que se nutrieron de su cambio del 31 de julio y de su arribo a la tropa el primero de agosto para terminar como los líderes del Oeste de la Liga Nacional.
En 53 partidos con los Esquivadores, el patrullero izquierdo compiló un soberbio promedio de .396 con 17 cuadrangulares y 53 remolcadas.
Tuvo 187 turnos en los que pegó 74 imparables. Además anotó 36 carreras, su porcentaje de embasarse fue de .489 y su slugging fue de .743.Todo un tutor. Por encima de esos sorprendentes números, Torre valora otro aspecto de Ramírez en su corta, pero fructífera estada con la novena.
“Desde que llegó (Manny), aquí hubo mucha diversión. El ambiente fue diferente. Tengo que ser honesto al decir que con la llegada de Casey Blake, el temperamento del conjunto cambió. Casey es esa clase de jugador que te da el ciento por ciento en cada momento y eso es necesario a lo largo de seis duros meses. Luego con Manny, tomamos el rumbo apropiado, lucíamos otra clase de equipo”, manifestó Torre, un cuatro veces campeón con los Yankees de Nueva York, la acera rival por excelencia del Boston donde Ramírez le hizo tanto daño.
“Manny empezó a enseñarles a los muchachos más jóvenes que hay que divertirse sin dejar de estar preparado. Ellos lo veían prepararse sin necesariamente cargarse de presión y cada dirigente aprecia esos detallitos”, apuntó el capataz.
Fueron muchos los reportes que presentaron a Ramírez como una especie de líder para Matt Kemp, James Money, Russell Martin y los demás integrantes del núcleo joven del equipo con sede en Los Ángeles.
“Manny es increíble. Hay que ver la manera en que se prepara, cómo se concentra sin dejar de ser quién es. Muchas veces le pregunto que cómo es que lo hace. Nos ha servido de mucho”, dijo en una ocasión el jardinero Kemp a la prensa norteamericana antes de comenzar la postemporada de 2008.
Torre, en una entrevista exclusiva para El Caribe, recuenta lo agradable que ha sido dirigir al Manny Ramírez que no solo cambió el rostro de los Dodgers, sino que también se convirtió en un mentor para las promesas de la escuadra.
“Manny fue a mi oficina en Dodger Stadium, se sentó junto a mí y me dejó saber desde el primer día cuáles eran sus intenciones: ‘lo único que quiero es jugar pelota e irme a la casa’’’, fueron sus palabras. Con eso me basta’’, comentó Torre a Manuel Mota en un aparte de los entrenamientos primaverales de la escuadra en Camelback Ranch, Glendale, Arizona.
“Si esa es la actitud con la que un pelotero viene donde mí, eso está bien. Si algo se recibe con los brazos abiertos, es que una persona venga a cumplir con su trabajo”, agregó el laureado estratega.
Ramírez, que salió de los Medias Rojas bajo términos poco amistosos, fue una bendición para los Dodgers, que se nutrieron de su cambio del 31 de julio y de su arribo a la tropa el primero de agosto para terminar como los líderes del Oeste de la Liga Nacional.
En 53 partidos con los Esquivadores, el patrullero izquierdo compiló un soberbio promedio de .396 con 17 cuadrangulares y 53 remolcadas.
Tuvo 187 turnos en los que pegó 74 imparables. Además anotó 36 carreras, su porcentaje de embasarse fue de .489 y su slugging fue de .743.Todo un tutor. Por encima de esos sorprendentes números, Torre valora otro aspecto de Ramírez en su corta, pero fructífera estada con la novena.
“Desde que llegó (Manny), aquí hubo mucha diversión. El ambiente fue diferente. Tengo que ser honesto al decir que con la llegada de Casey Blake, el temperamento del conjunto cambió. Casey es esa clase de jugador que te da el ciento por ciento en cada momento y eso es necesario a lo largo de seis duros meses. Luego con Manny, tomamos el rumbo apropiado, lucíamos otra clase de equipo”, manifestó Torre, un cuatro veces campeón con los Yankees de Nueva York, la acera rival por excelencia del Boston donde Ramírez le hizo tanto daño.
“Manny empezó a enseñarles a los muchachos más jóvenes que hay que divertirse sin dejar de estar preparado. Ellos lo veían prepararse sin necesariamente cargarse de presión y cada dirigente aprecia esos detallitos”, apuntó el capataz.
Fueron muchos los reportes que presentaron a Ramírez como una especie de líder para Matt Kemp, James Money, Russell Martin y los demás integrantes del núcleo joven del equipo con sede en Los Ángeles.
“Manny es increíble. Hay que ver la manera en que se prepara, cómo se concentra sin dejar de ser quién es. Muchas veces le pregunto que cómo es que lo hace. Nos ha servido de mucho”, dijo en una ocasión el jardinero Kemp a la prensa norteamericana antes de comenzar la postemporada de 2008.
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