lunes, 30 de marzo de 2009

Destellos de un futuro brillante pedro alvarez


Deportes VIP.BRADENTON, Fla. -- Los detalles del largo y desperdiciado verano de locura negociadora de Pedro Álvarez ya no importan.
No importa quién dijo qué. No importa si el contrato original de Álvarez, del 15 de agosto pasado, fue acordado antes de la medianoche, después de las 12 o solamente en la imaginación de los Piratas. No importa ahora si el contrato fue para siempre anulado, destruido o traducido al Punjabi.

AP Photo/Tony Dejak
Álvarez bateó .444 en 14 juegos para los Piratas en esta primaveraNo importa.
¿Por qué? Porque se ha terminado.
Los Piratas necesitaban superarlo. Su selección Nº 1 en el último draft de junio necesita superarlo. Y ambas partes están intentando --duramente-- declarar que lo han superado.
Los Piratas incluso le enviaron esa declaración al mismo Álvarez, en el primer día de los entrenamientos de primavera, simplemente para asegurarse. El mánager, John Russell, y el gerente general, Neal Huntington, entregaron ese mensaje al tercera base del futuro en vivo y en persona --sólo ellos tres fueron parte de esa reunión.
Y el próximo sonido que escucharán será el cambio de página. Puede haber sido una página difícil y complicada. Pero al menos están intentando pasarla.
"Simplemente dijimos, se acabó", reportó el mánager, varias semanas después. "Dijimos, 'Eres un Pirata ahora. Estamos contento de tenerte. Nos encanta que estés con nosotros. Y es hora de empezar desde cero y que vengas a Pittsburgh lo más rápido posible".
El gerente general, por su parte, habló en un tono similar.
"En nuestra mente", dijo Huntington, "Pedro se convirtió en miembro de nuestra organización desde el día que firmó y pusimos el 100 por ciento de nuestro enfoque en ayudarlo a alcanzar todo el potencial que tiene".
Y eso, claramente, es exactamente lo que deberían estar haciendo, lo que necesitan estar haciendo. Lo que no pueden controlar, sin embargo, es el hecho de que los fanáticos cambien su enfoque para cuando Álvarez llegue a la ciudad en 2010, 2011 o cuando sea.
Mucho se ha escrito, mucho se dijo, en agosto pasado cuando Álvarez --manejado por el agente Scott Boras-- aparentemente firmó, luego se negó a firmar, el acuerdo que acordaron o no en la medianoche del 15-16 de agosto.
Alcanza con decir que nada de lo que se dijo o se escribió en Pittsburgh hizo ver a Pedro Álvarez como la reencarnación de Roberto Clemente.
Si, todo funcionó eventualmente. Si, Álvarez eventualmente aceptó renegociar el paquete de $6.3 millones de dólares más de un mes después. Pero no puede hacer que el mundo gire al revés. No puede hacer creer a Pittsburgh que todo eso nunca sucedió.
¿Puedes entonces rechazar una ciudad de trabajadores de clase media como Pittsburgh y luego convertirte en héroe en la misma ciudad? Uno de estos días, uno de estos años, cuando este muchacho sea llamado al PNC Park para cumplir su cita con el estrellato, lo sabremos. ¿O no?
Pero por ahora, siete meses después, Álvarez dice que incluso si pudiera volver atrás, no haría nada distinto. Nada.
"No, creo que todo funcionó de la mejor manera posible", dijo esta primavera, en Bradenton, Fla. "Me alegra que todo se haya resuelto. Y me alegra estar aquí. Me alegra el camino que tomamos en esta situación. Estoy en una buena situación. Y estoy agradecido por ello".
Podría no estar agradecido, por otro lado, por la cobertura de esta novelezca negociación. Pero dice que todavía no ha leído una palabra de ello. Y tenemos que decir que esa es una idea notable.
"Me mantengo alejado de las publicaciones", dijo Álvarez. "No veo nada en Internet, excepto revisar mis e-mails. Ustedes saben, la gente me cuenta. Me entero a través de otra gente. Pero me mantengo alejado de los factores externos que podrían jugar en la ecuación y simplemente me concentro más en la parte interna. Sólo puedo preocuparme por lo que puedo controlar. Y así de duro trabajo, juego, así es mi dedicación por el juego".
La carga en su espalda va a estar allí mucho tiempo. Pero Pedro Álvarez empezó a borrar ese recuerdo esta primavera, con el impresionantemente productivo mes que este imponente muchacho de 22 años tuvo en su primer campamento en las Grandes Ligas.
Los Piratas lo dejaron marchar hacia el plato 20 veces. Él alcanzó base en la mitad de esos viajes. Bateó para .444, tuvo un promedio de slugging de .778, fue ponchado sólo tres veces y terminó su gran viaje con un jonrón impulsor de tres carreras en su última aparición al bate antes que los Piratas lo enviaran de regreso.
Recuerden, esto fue en un campamento de primavera de las Grandes Ligas. Y el muchacho que hizo todo esto nunca había jugado un partido profesional en su vida antes de llegar aquí, a menos que cuenten las tres semanas en la Liga de Instrucción el otoño pasado. Increíble.
"La primera vez que lo vi practicando bateo, le pegaba a la pelota como 100 pies por encima de la cerca", dijo su nuevo compañero, Eric Hinske. "Quiero decir, seriamente. Bateaba por encima del estacionamiento en Pirate City. Nos mirabamos como pensando, '¿Hey, quien es este tipo?'"
Lo que no sabía Hinske es que cuando Álvarez bateaba bolas hacia el estacionamiento, simplemente estaba calentando. Esa misma semana, encajó un batazo que se ha ganado un lugar como el más largo en la historia de Pirate City.
El hombre que permitió ese batazo fue el entrenador de los Piratas, Rich Donnelly. Es un hombre que reconoce un gran jonron cuando lo ve. Una vez sirvió el jonrón más largo bateado en el viejo Three Rivers Stadium: un balazo de 519 pies hacia el espacio, conectado por Frank Thomas en el festival de cuadrangulares de 1994. Por eso cuando Donnelly habla de una bomba luego de todo un mes de prácticas, uno sabe que no fue simplemente otro batazo del viejo bate Louisville.´
"Le estaba tirando bolas de práctica en el Campo 1 del Pirate City", reportó Donnelly. "Y hay un lago detrás del jardín derecho. Son 370 pies hasta la pared. Otros 90 pies hasta el agua. Y otros 90 pies de agua. Uno puede discernir esa distancia porque está alineado perfectamente con nuestro campo del otro lado del lago. Y les juro que bateó una bola que superó el lago. Lo digo en serio. Simplemente está bateando más allá del lago. Vayan a ver si no me creen".
Bueno, no sólo podemos ir a mirar nosotros. Sino que podemos incluso mostrarles a ustedes. Hagan click para mirar la imagen satelital del batazo de Pirate City en el satélite de Google.
Ahora hagan zoom en el Campo Nº 1 y en el lago detrás de la pared. Luego revisen el campo cerca del lago. Sin dudas parece que las distancias son certeras. Y si lo son, eso significaría que Pedro Alvarez bateo una pelota que voló algo así como 550 pies.
Álvarez, por su parte, se rehusa a confirmar que encajó ese cohete. ("Se supone que nunca debes mirar las bolas que bateas", dijo, riendo). Pero tampoco lo niega. Si la gente quiere que el jonron de 550 pies sea el primer capítulo de la Leyenda de Pedro Álvarez, aparentemente no va a pararlos.
"Realmente no tengo más para contar", dijo. "Por lo que por ahora lo acepto, hasta que pueda superarlo".
Si puede superarlo, podríamos tener una figura estilo Ruth en nuestras manos.
Pero por el momento, Álvarez está despertando la comparación con otros nombres. Nate McLouth lo compara con un joven Miguel Cabrera. El ex cátcher de los Piratas, Manny Sanguillen, lo incluyó en la misma oración con Willie Stargell esta primavera. Y Hinske dice que Álvarez le recuerda a un "Albert Pujols zurdo".
¿Qué me dicen del hecho de que estos nombres grandes... sean comparados con un muchacho que hasta hace 10 meses jugaba en Vanderbilt?
Pero para el hombre que maneja a los Piratas, no es el poder de Álvarez lo recordarán de su primer campamento en las Grandes Ligas. Es la forma en la que trabajó.
"En general, Pedro dejó una gran impresión, dentro y fuera del terreno en su primer entrenamiento de primavera en las Grandes Ligas", dijo Huntington.
"Todos los atributos que nos atrajeron antes del sorteo quedaron demostrados en los entrenamientos de primavera. Además de mostrar potencial, nos mostró también que hay áreas para desarrollar y crecer. Más importante aun, nos demostró su deseo por aprender, algo que le servirá mucho durante toda su carrera".
"Es un trabajador", dijo el entrenador del infield, Perry Hill. "Me desgastó. Debes perseguirlo para sacarlo del campo".
"Quiere ser el mejor", dijo Donnelly. "Siempre preguntaba, '¿Qué es lo que hace Scott Rolen? ¿Qué es lo que hace Mike Schmidt?'. Este muchacho no quiere simplemente ser un jugador de Grandes Ligas. Quiere ser el mejor. Fue el último en irse cada día. Creo que lo vi limpiando las duchas un día".
Pero lo más impresionante es que no fue ningún tipo de actuación. Álvarez fue humilde y respetuoso desde el minuto que llegó... y entendió que debía serlo.
Sabía que tenía que "ganarse" un lugar, dijo. ¿Y cuál era la mejor manera de hacerlo? "Escuchando".
"Creo que lo mejor para mi era sentarme y aprender todo lo que pudiera", dijo Álvarez. "Tenía que ser una esponja. Sea lo que sea que tuvieran que decirme, simplemente incorporarlo y seguir su liderazgo. No intentar sobresalir".
Bueno, le deseamos suerte con eso. Su talento no le permitirá ser uno más de la multitud. Pero incluso aunque pudiera, no habrá lugar donde esconderse de los escombros que dejó la negociación de su contrato.
Suele ser comparado con J.D. Drew, otro muchacho tímido que fue etiquetado para siempre por involucrarse en una problemática guerra de negociación post-sorteo junto a Boras (una década atrás, con los Filis).
Pero hay una diferencia fundamental entre Drew y Álvarez: Drew nunca firmó con el equipo de Pennsylvania que lo seleccionó. Al menos Álvarez si lo hizo.
Con lo justo quizás. Pero lo hizo.
Por eso mientras Drew nunca pudo ganarse a los fanáticos de la ciudad que lo había elegido, Álvarez es un hombre con una rara oportunidad.
Es un hombre que algún día arribará a una ciudad desesperada por encontrar a alguien a quien amar.

En general, Pedro dejó una gran impresión, dentro y fuera del terreno en su primer entrenamiento de primavera en las Grandes Ligas.
--El gerente de los Piratas Neal HuntingtonNo es una ciudad particularmente inclinada a amarlo. Pero es también una ciudad que no ha tenido un ganador desde que Barry Bonds se fue al Oeste. Y es una ciudad que no ha tenido una verdadera estrella --carismática, grande, súper estrella-- en los 16 años después de Barry.
Por eso cuando Pedro Álvarez dice, "Lo único que pido es que la ciudad de Pittsburgh me juzgue como jugador", es más que una súplica. Afortunadamente para él, así es exactamente como va a funcionar.
Quizás no de inmediato. Quizás no desde el primer día que aparezca en la confluencia de Ohio, el Allegheny y la Monongahela.
Pero con el tiempo, cuando su bate empiece a mostrar flashes y los jonrones comiencen a volar y la gente entienda lo que está viendo, los horribles sucesos del 15 de agosto de 2008, tienen la oportunidad de pasar a ser un hecho irrelevante muy rápidamente.
Entonces ese es el desafío de Pedro Álvarez: ¿Quiéres que esta gente se olvide de lo que pasó? Simplemente sé quien supuestamente debes ser... y más, si es posible.
"Si batea, lo perdonarán rápidamente", dijo Eric Hinske. "Esa es la única manera que puedan perdonarlo: bateando. ¿Quiere entonces un consejo?
Este es mi consejo: consigue los números y te amarán. Puede tomar mi palabra de ello. Batear y ganar cura todo".

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